miércoles, mayo 22, 2013

SURALIDAD, Antropología Poética del Sur de Chile






Los discursos orales y escritos de los/as poetas chilenos estudiados en este libro, nos muestran un país diferente de aquel que ha sido instalado en el imaginario colectivo desde la época colonial. En su movimiento centralizador, tendiente a uniformar culturalmente al país, el Estado chileno no ha logrado incorporar lo distintivo como un aporte en el reconocimiento de una identidad nacional más cercana al sentimiento de pertenencia de los habitantes que viven en los distintos territorios.

Los poetas, hombres y mujeres, concebidos como catalizadores de la percepción existencial de sus comunidades, han levantado estos discursos apoyándose en gran medida en esos mismos desechos culturales, donde destacan el distinto modo de relacionarse con el entorno, las diferencias étnicas y genéricas, el sincretismo religioso, el hibridismo en la tecnología y en el lenguaje, generando de esta forma una otra estética intersubjetiva.

En su escritura, los poetas van desarrollando una coreografía sutil y compleja entre sus procesos autobiográficos y colectivos, dando paso a una reinvención constante de la Suralidad, poética que contribuye a imaginar una otra historia del sur de Chile.
(Fragmento de la presentación en contraportada)
___


Datos editoriales del libro:

SURALIDAD, antropología poética del sur de ChileClemente Riedemann Vásquez  / Claudia Arellano Hermosilla. Ensayo. Coedición de Suralidad Ediciones y Ediciones Kultrún. 190 págs. 18x25 cms.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               Diseño y cuidado de la edición por Ricardo Mendoza Rademacher.  RPI N°  218.226    Puerto Varas/Valdivia, 2012 . 
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   

lunes, julio 18, 2011

Decolonizar el imaginario

                                                                                     Estudiantes de París en la Bastilla, 1º de mayo de 2009. Fotografía Archivo Suralidad.

Clemente Riedemann / Claudia Arellano
______________________________________________________________
La literatura y el arte regionales pueden intervenir en la escena de la chilenidad de maneras cada vez más sorprendentes e inesperadas, en la medida que trabajen para desmontar el imaginario de las identidades totalizantes pensadas desde el centro, develando, de paso, las identidades contenidas en las propias regiones.
_________________________________________________________


Hablamos de colonialismo interno para dar cuenta de la existencia de pueblos o comunidades, dentro del Estado nacional, económicamente explotados y culturalmente reprimidos. Lo anterior se ampararía en el valor supremo de la unidad nacional. Históricamente los estados nacionales han privilegiado la vinculación del poder político con una sola nación o etnia, a veces con una sola religión, negando la existencia de otras comunidades culturales en su territorio o promoviendo su rápida asimilación, independientemente que se trate de comunidades indígenas vernaculares o de aquellas conformadas por grupos de inmigrantes. La presencia de estas dos últimas es relevante en la regiones del sur austral de Chile y aportan sustantivamente en su diferenciación y, por tanto, a su identidad. Hasta ahora, el principal instrumento que sustenta este modo de sujeción y postergación de las regiones es el centralismo político y administrativo del Estado chileno.

No obstante, desde hace un par de décadas se ha venido instalando un modelo conceptual e interpretativo distinto que persigue liberar el imaginario de las comunidades regionales de la sujeción metropolitana, tanto nacional como extranjera. Se trata de la corriente post colonialista o decolonización, ideología que se plasma en la deconstrucción del colonialismo.  Gayatri Spivak, una de sus precursoras,  señala, “Los grupos de estudios subalternos surgidos en los años ochenta […] conceden sentido a la palabra tanto en el plano político como económico, esto es, para referirse al rango inferior, o dominado, en un conflicto social, para significar así de modo general a los excluidos de cualquier forma de orden y para analizar sus posibilidades como agentes”. (Spivak, Gayatri. 2003. ¿Puede hablar el subalterno?. Revista Colombiana de Antropología, Vol. 39)

Estas comunidades excluídas, entre las que se encuentran también las poblaciones regionales de Chile,  reciben la denominación de colectividades identitarias y están conformadas por sujetos  que manifiestan la necesidad de pensar su propia identidad, que comparten un discurso  identitario común y que simbolizan los elementos de esa identificación. Ahora bien, los sujetos que conforman  las colectividades  identitarias  del sur de Chile no pueden ser caracterizables por esencias auto contenidas, sino que, más bien, hay “identificaciones que se combinan y mezclan, en actos de relación (García Canclini, Néstor. 1990. Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. Grijalbo, México).

Se entiende que las colectividades identitarias en ningún caso están aisladas, ni mucho menos mantienen fronteras de separación definidas, no son grupos formales, “…se habla bastante de la identidad mapuche, -esa es una parte fundamental- pero también hay otras vertientes que están presentes: la alemana, la española, la croata,  la palestina, la italiana. Todo eso conforma la identidad. Al final somos todas esas cosas juntas“ (Eytel, Guido, 2008, en Suralidad, Antropología Poética del Sur de Chile, http://suralidad.blogspot.com). Por tanto, se trataría de grupos discursivos que se mezclan, se articulan, y se renuevan dentro de un “universo de reconocimiento” o “territorio retórico”, donde el lenguaje es primordial, pues “teje la trama de las costumbres, educa la mirada e informa el paisaje”,  en tanto que una alteración en la comunicación retórica manifiesta el paso de una frontera, es decir, el reconocimiento de un otro diferente. (Augé, Marc. 2001. Los No Lugares. Espacios del anonimato. Ed. Gedisa. Barcelona.)

En estos espacios de reconocimiento,  la poesía y el arte cumplen un rol clave en tanto acto de resistencia. Como señala Spivak, “las colectividades colonizadas están fracturadas por el subalterno” (Spivak, Gayatri. 2009. Muerte de una disciplina. Editorial Palinodia, Santiago de Chile) y contienen la posibilidad de sorprender lo histórico, en cuanto trasgresión textual que desestabiliza el discurso homogeneizador del centro político y administrativo.  “Creo que la poesía del sur de Chile intentó elaborar discursos literarios y extra-literarios fuertemente críticos del canon promovido por las instituciones tradicionales (gubernamentales, académicas, editoriales y comunicacionales) emplazadas en el centro geográfico, político y administrativo de nuestro país, específicamente su capital, la ciudad de Santiago. Un canon que operaría, según sus detractores, con criterios hegemónicos y centralistas, y cuyo efecto más evidente sería la “ceguera” para identificar bienes simbólicos suficientemente representativos más allá de los límites geográficos y simbólicos del centro” (Torres, Antonia, 2008, en Suralidad, Antropología Poética del Sur de Chile, http://suralidad.blogspot.com)

A fin de cuentas, la intelectualidad metropolitana políticamente correcta pretende que las comunidades regionales sean identitarias en un sentido nacionalista o de clases, que es justamente lo que está haciendo el actual modelo educativo, rechazado ahora por una mayoría creciente que ha debido tomarse las calles para poner el tema en la agenda pública. Así pues, la literatura y el arte regionales pueden intervenir en la escena de la chilenidad de maneras cada vez más sorprendentes e inesperadas, en la medida que trabajen para desmontar el imaginario de las identidades totalizantes pensadas desde el centro, develando, de paso, las identidades contenidas en las propias regiones.
________________________________________________________

(c) Clemente Riedemann / Claudia Arellano (2011)
(c) SURALIDAD, Antropología Poética del Sur de Chile

sábado, marzo 19, 2011

El imaginario poliforme de la Suralidad




Clemente Riedemann
______________________________________________________________
Ecología, diferenciación y surrealidad, constituyen dimensiones interpretativas de ese contexto cultural que sirve de soporte al imaginario de la poesía que se escribe en el sur. Las distintas maneras en que lo(a)s autore(a)s se vinculan con ellas, marcan, a su vez, sus distintas visiones y sus estilísticas.
 ___________________________________

         La dimensión ecológica surge del encuentro de los cuatro elementos de la naturaleza, en el variado entorno geológico y orográfico que sirve de soporte territorial, marcado por la presencia dominante del agua (mar, ríos, lagos, canales, estuarios, lagunas, esteros, pozones, napas termales, alta pluviosidad); seguida por la tierra, cubierta por bosques (costeros, de valle. de montaña, con flora y fauna variada) o extensas praderas en el valle central; además de serranías, quebradas, acantilados y lomajes; continúa con el aire (cielos diurnos y nocturnos, variedad de vientos y fenómenos meteorológicos) donde las estrellas y las nubes constituyen elementos de referencia frecuentes; y, finalmente, el fuego, vinculado con la montaña andina (volcanes) y el hogar, especialmente la cocina y los fogones. Los elementos culturales o metafóricos articuladores de este universo espacial referido a la naturaleza, son el camino rural, de tierra o pedregoso, por donde se moviliza el sujeto poético al encuentro con el cosmos; y la casa, desde la cual el habitante contempla y controla la dinámica del universo: 

“En el cielo/ el sol mira para atrás/ porque tiene que llamar agua,/ y tú conoces las señales/ los sagrados olores de la tierra/ y empiezas a lustrar tus botas/ la escopeta del 16/ que el abuelo colgó en el comedor/ en ese otoño de su muerte.“ (Delia Domínguez, El sol mira para atrás).

         La dimensión intercultural o “relación en la diferencia”, se articula como derivación del cruce étnico e histórico (entre los nativos indígenas con inmigrantes europeos y chilenos); también, por el contacto recurrente entre la población rural y la urbana; además, por las relaciones de género; aspectos a los que se agregan las relaciones con grupos lejanos, a través de la tecnologías de la información. Por su parte, los propios autores se relacionan desde sus particulares estilísticas, constituyendo una “comunidad discursiva” plural, poliforme, a veces contradictoria, aunque no excluyente. El espacio de encuentro y símbolo de la diferenciación, es la ciudad, especialmente la calle, por donde el sujeto poético va haciendo la reflexión de su existencia, cargado de “memorias y anhelos”; y describiendo su estado actual en el mundo:  

“Esa calle pequeñita está llena de olores./ Está cerca del mercado, a un paso del río;/ aquí estuve una vez, escribíamos versos en las / paredes,/ todavía existe este local, está cambiado/ pero existe./ Sitios habituales de la ternura,/ no hay sitios eriazos en esta ciudad,/ todo huele, palpita, todo ha sido habitado o lo será/ por los únicos seres imaginables.” (Omar Lara, Los centros de la tierra).

         Una tercera dimensión, de génesis surrealista, surge a raíz de la inserción de las nuevas tecnologías en los espacios tradicionales o por la irrupción de usos, costumbres y artefactos antiguos en los ambientes de la modernidad. Este encuentro azaroso de temporalidades históricas divergentes, se presenta lo mismo por el ingreso de la población rural en las ciudades, que por la expansión residencial de habitantes con tradición urbana, especialmente de los grupos de mayores ingresos, hacia los espacios rurales aledaños. Así, mientras los campesinos abandonan sus tierras y avanzan en la ocupación de las ciudades en busca de mejores oportunidades y servicios, las clases dirigentes abandonan éstas paulatinamente, para ir a residir en las periferias urbanas o en las áreas rurales, en procura de segurizar sus bienes y mejorar su calidad de vida. Esta dinámica de recambio residencial deviene en un lenguaje mixturado, posmoderno:  

“Soy el escudero de la aldea/ Véanme entrar a casa/ Ni un mendrugo de pan en la mesa/ El terno planchado a rayas/ Sin arrugas la camisa/ Un poco de sangre en el pecho/ Y esta espada vieja que al sacarla/ De su funda/ Brilla aún la luna en su filo…/ Por aquí callejeo con desta chala/ Y un abrigo negro” (Juan Paulo Huirimilla, Callejeo a la manera de Serguei Esenin).
____________________________________________________________
(c) Clemente  Riedemann  2011.
(c) SURALIDAD, Antropología Poética del Sur de Chile.

viernes, marzo 18, 2011

Sobre una posible literatura del Sur

Berta Ayancán, Puerto Octay

David Miralles Ovando 
 ___________________________________________________________________
Tras el reconocimiento de una diferenciación en el canon literario de la chilenidad, el autor refiere a la existencia de singularidades manifiestas en la literatura escrita en el sur del país en las últimas décadas. Algunas de ellas serían las de carácter topológico, temático, estructural y lingüístico.
 ______________________________________________________________________

La adherencia a una topología, a la creación de un espacio mítico, ficcional o literario,
tiene que ver con la fundación de unos territorios y más específicamente de la creación de un espacio literario sureño. En muchos aspectos, esta creación tiene que lidiar  con la imagen pre establecida de estas tierras, una imagen que muchas veces no es más que un estereotipo. La ruralidad vista desde una pretendida superioridad moderna. Ignorando que el Sur, así como el Norte, son los territorios en que dicha modernidad  ha buscado persistentemente sus mayores desafíos. Estos territorios han sido surcados por el avance de la modernidad, por la introducción de tecnologías y particularmente, por ideas cuya modernidad hubiera encontrado suelo infértil en el centro metropolitano. La experiencia de la colonización, que la burguesía criolla aceptó sólo en estas latitudes, temerosa tal vez de perder sus señoríos y privilegios, ante el empuje de una nueva raza, pero también de un nuevo “know how”, es un hito central en la configuración de estos territorios. Sin embargo, no siempre el espacio es selvático y de hecho, la producción tal vez más
importante, tiene que ver con la ciudad, como se aprecia en obras como Cipango o Karra Maw´n.                                                        

La predilección por una temática recurrente se explicaría por la referencia a esos mismos procesos y circunstancias que de algún modo le han dado forma a esta región. El cuentista Francisco Coloane aparece aquí como el paradigma de una literatura de este tipo, pero también, el hecho de  que su figura se recorte aislada e integrada a una productividad metropolitana, lo resitúa como un precursor. Son las obras más recientes las que probablemente han instaurado los temas definitorios, más allá de las narrativas de carácter bizantino que le han precedido y que de vez en cuando reaparecen por necesidades del mercado. Temáticas vinculadas a las visiones de mundo de las comunidades étnicas que han estado atravesando estos territorios, ya por varios siglos. Hay que pensar aquí necesariamente en el surgimiento de la  poesía bilingüe mapuche-español, en la corriente llamada etnocultural, en la neo-épica o en la crónica poética, etc. 

El descubrimiento y el tratamiento de las nuevas temáticas demandaría ciertas exigencias formales también novedosas o, al menos, no usuales. Dentro de esto deben mencionarse nuevamente la crónica poética, la poesía “etnocultural”, que involucra en su formalización discursos “científicos” o históricos, la poesía étnica que introduce, probablemente, formas tomadas de la tradición oral del pueblo mapuche. Más aún, se
puede constatar el surgimiento de obras dotadas de un carácter más orgánico. En muchos casos no se trata de meras colecciones de poemas, sino que de trabajos de largo aliento cuya estructuración recuerda más bien la de obras narrativas. Y en la mayoría de los casos, los libros presentan una fuerte unidad interna a nivel temático. Todas ellas introducirían, de algún modo, fuertes innovaciones en el arte literario del
momento.

Por último, la irrupción de una singularidad lingüística se debe a los particulares desarrollos humanos de esta zona y a la cohabitación de diferentes lenguas. Varias lenguas europeas, así como el mapudungun, la lengua originaria, se han hablado en el sur y ello ha dejado su impronta en la cultura. Ello ha configurado también y, especialmente, al castellano en uso en la región. Esto se refleja de diversas maneras en las principales obras que constituyen el actual corpus de esta literatura.
____________________________________________________________________ 

Extraído de:
Miralles, David.1999. Para hablar de una literatura del Sur. Algunas sugerencias. Villanova University. Paper.

(c) SURALIDAD, Antropología Poética del Sur de Chile.

lunes, diciembre 27, 2010

Ahora son leyenda



David Ponce
(El Mercurio Online)
____________________________________________________________________________
El periodista y profesor Rodrigo Pincheira es el autor de "Schwenke & Nilo: leyenda del sur", libro de entrevistas en profundidad con el dúo sureño que desde su inicio en 1979 ha sido uno de los puntales del movimiento del Canto Nuevo. Este fin de semana el volumen será lanzado, en vivo, en Santiago.
______________________________________________________________

Son pasos sucesivos los que han aproximado al profesor y periodista Rodrigo Pincheira Albrecht a Schwenke & Nilo. El último hasta ahora es el libro "Schwenke & Nilo: leyenda del sur" (2010), resultado de extensas conversaciones entre Pincheira y el dúo, que será presentado este fin de semana con actuaciones del propio grupo en Santiago (ver recuadro). Pero la historia previa se remonta casi en paralelo a los orígenes de este dúo, puntal del movimiento del Canto Nuevo surgido en Chile a mediados de los años '70.

"Estas conversaciones son el fruto de intercambio de ideas, conceptos y vivencias sostenidas durante más de veinte años", anota el autor en una de las primeras páginas del libro. La dupla entre Nelson Schwenke (voz) y Marcelo Nilo (voz y guitarra) se inició en Valdivia en 1979 y es responsable de canciones como "Lluvias del sur", "El viaje", "Entre el nicho y la cesárea", "Pate' vaca", "Con datos de la Unicef" o "Mi canto" grabadas en sus ocho discos entre 1983 y 2004. Y Pincheira recuerda a su vez haber tenido una primera noticia de Schwenke & Nilo en Puerto Montt, donde vivió entre 1979 y 1988 y condujo un programa de música chilena en la radio Coral FM. Poco después los vio tocar por primera vez en un colegio puertomontino, en 1986 conoció a Nilo en la organización de conciertos benéficos a raíz del cáncer linfático que fue diagnosticado a Schwenke en ese tiempo, y a comienzos de los '90 asumió como editor de la sección cultural del diario "El Sur", época en la que retomó el diálogo.

-Ahí se fue acumulando, macerando ese material de lo que no se dice, lo que se comenta para callado, en voz baja, los chistes, los detalles, las historias ocultas, los comentarios sabrosos, pero más que nada opiniones, juicios, pareceres sobre muchas cosas artísticas y de la realidad social y personal -dice Pincheira-. Diría el "intrarrecital". Eso era periodismo puro, pues creo que un comunicador que no está cerca de lo que hace no puede hacer periodismo. Hay que saber en todo caso mantener distancias para resguardar esas pretendidas objetividades que exige la profesión. Así he franqueado ciertas barreras de lo público y lo privado, no de lo íntimo. Mucho de ese material está en el libro. Mis preguntas son con conocimiento de causa, de esas causas y azares, como diría Silvio (Rodríguez).

-¿Qué ventajas tiene haber elegido el formato de conversación?
-La ventaja es que somos las mismas personas conversando. No había que hacer ningún preámbulo ni pautear nada ni poner barreras ni obviar algunas preguntas. Era hacer lo que habíamos venido haciendo todo este tiempo, con naturalidad, profundidad y confianza. Creo, además, que la entrevista es un poco rígida. Me gusta más la conversación, un asunto dialogado, de intercambio de opiniones.

-¿Siempre tuviste claro que el formato del libro iba a ser éste? ¿No consideraste escribir una biografía o un ensayo?
-Desde un comienzo pensé que este libro debía ser así, no un ensayo o una biografía. Era  recuperar y poner al día esas conversaciones que habíamos sostenido todos esos años. Estos más de veinte años de intercambio amistoso y de trabajo han sido un aprendizaje constante, porque ellos abrieron algunas puertas, yo abrí otras y eso me permitió estar en otra dimensión de amistad y del sentido del trabajo cultural. Nelson y Marcelo me han enseñado muchas cosas que ellos ni se sospechan: humildad, calidez, oficio, consecuencia, compañerismo y el sentido profundo que tiene este trabajo desde el lado de ellos. Lecciones siempre necesarias para la vida, al fin de cuentas.
Ética del sur: suralidad
Un antecedente para esta publicación es el libro "El viaje de Schwenke y Nilo" (1989, editorial Tamarcos), subtitulado "Estudio introductorio a un proyecto musical y poético", de autoría del poeta Clemente Riedemann, estrecho colaborador del Schwenke & Nilo desde sus inicios.

-Es un cancionero al que Clemente agregó un ensayo socio-literario-musical. Y de todas maneras es un referente, pues se trata de una mirada también desde dentro sobre el trabajo del dúo -reconoce Pincheira-. No podíamos abordar lo que allí se había analizado, había que buscar por otro lado, por otras vertientes. En todo caso, son muy pocos los grupos en Chile que tienen dos libros sobre su trabajo.

-¿Cómo dirías que las canciones del grupo han retratado los distintos momentos históricos recientes de Chile?
-Nelson (Schwenke) habló alguna vez de canciones como tatuajes. Así siento que están pegadas en muchas personas. Las canciones no han cambiado, el que ha cambiado es el país. Es un asunto del punto de vista del observador, como Dalí cuando miró al Cristo crucificado desde arriba, no desde abajo. Las canciones más coyunturales han ido quedando en un segundo plano porque quizás perdieron su razón de ser inmediata. Las que siguen vigentes son las que tiene elementos permanentes. Su humanidad las sostiene, la verdad que hay en ellas no tiene discusión. Estoy pensando en "El viaje", "Mi canto", "Uno se va quedando", "Aunque sólo tuviera", "Lluvias del sur", "Nos fuimos quedando en silencio", "Entre el nicho y la cesárea" o "Hay que hacerse de nuevo cada día", entre muchas otras.

-¿Qué se mantiene en sus nuevas canciones respecto de las primeras, y qué ha cambiado?
-De aquellas primeras canciones se ha mantenido en las nuevas un asunto existencial, ciertos cuestionamientos socio-políticos de la realidad, algunas interrogantes de los misterios del hombre como la muerte o la existencia de estos agitados días y las preguntas de siempre: ¿para dónde vamos, qué queremos como sociedad, qué pasa con nuestra emocionalidad? Sigue también una ética del sur, una suralidad, que es un modo de ver y sentir el mundo, un habitar de otra manera, quizás en otro país, en el país del Sur, conectado con esa relación entre el hombre y la naturaleza, en una mirada de alteridad de antropológica y poética.
Iluminaciones, heraldos negros o el paraíso perdido
Ocho discos, uno de ellos una antología grabada en vivo en 2000, conforman el patrimonio de Schwenke & Nilo: son Vol. 1 (1983), Volumen II (1986), Vol. 3 (1988), Vol. 4 (1990), Volumen 5 (1993), Volumen 6 (1997), 20 años - Crónicas de un viaje (2000) y Volumen 8 (2004).

-Me atrevería a decir que las canciones del volumen 8 están conectadas con las del volumen 3, un maravilloso disco que hay que redescubrir -propone Rodrigo Pincheira-. En ambos hay una actitud recogida, íntima, existencial, pero también llena de sueños, ilusiones y de gran futuro. "Aunque sólo me dieran alfabetos menores para decir lo que pienso con mi limpia camisa", sostienen en "Aunque sólo tuviera". Es posible que el tiempo en las canciones de Schwenke & Nilo sea un asunto ficticio. Lo de ayer es hoy y viceversa, a pesar de sus canciones representan un momento específico.

-"Sin nada de retórica, aunque usando la metáfora", escribes en la presentación del libro, a propósito de las letras del grupo. ¿Puedes hablar más de esa idea? ¿La metáfora no es retórica necesariamente?
-El dúo utilizó una poética y un imaginario que desdramatizó ese aciago presente mediante lenguajes menos estructurados, más alegóricos y metafóricos, y construyó un contradiscurso crítico de múltiples dimensiones humanas, poéticas, antropológicas y políticas. (La escritora y crítica cultural) Nelly Richard interpreta los códigos culturales de la resistencia a través de la novedosas lecturas del lenguaje comunicacional del arte que sobrevivió a la catástrofe, "donde la contingencia histórica", apunta ella, "puso a prueba la inteligencia y la sensibilidad de los actores culturales, quienes construyeron discursos simbólicos". Algunas canciones del dúo asumieron un lenguaje subliminal que no soslayó la ironía ni el desenfado.

-¿Entonces por qué dirías que ellos trascienden más por sus canciones no irónicas y tienen esta imagen de melancolía y tristeza, de la que también hablan en el libro?
-Cualquiera que haya ido a un recital de los Schwenke y Nilo sabe que el humor, la ironía, son recursos que Nelson utiliza de manera permanente. Sus comentarios, apuntes, chistes, reseñas, son parte de otro recital, pero tengo claro que es para quitar el espesor dramático que tienen estas canciones -dice el autor, y en el libro cita canciones como "El viejo pop", "Mi rey", "Yo soy de esta generación" y "Pate' vaca" como evidencia de esa mirada irónica.

"También es una manera de hacerle una mueca a la tragedia, a la tristeza, al horror, al temor", continúa. "Esas canciones que denominas como tristes y melancólicas pertenecen al carácter integral de la vida. Su humanidad está anclada en el mundo real y en sus procesos de cambio y desarrollo, llena de descubrimientos y encuentros, de crítica y ternura, de amor por los otros y de potentes desafíos. Esa alteridad que subyace en ellas ilumina el fondo del inconsciente colectivo, despertando conciencias, sentimientos e impulsos, sosteniendo esa condición imprescindible de la cultura como un don especial, como su 'segunda naturaleza'. Su exigencia y universalidad nos recuerda el paraíso perdido, ese 'algo extraviado' al que necesitamos volver. Y cuando eso se produce hay una vibración muy potente. Algunas personas caricaturizan diciendo que son los pegados, los nostálgicos, los melancólicos. Aún no han entendido que es una conexión vital y existencial. Iluminaciones, diría Rimbaud, Heraldos Negros el Cholo Vallejos, o el paraíso perdido de Jorge Teillier".
Cargos, carguitos & carguetes
-En al menos un par de momentos del libro Schwenke & Nilo se muestran críticos de su propia generación, tanto de gente que bajó los brazos como de otros que ganaron puestos de poder en la era de la Concertación. ¿Cómo ves al dúo en ese contexto, distanciados de sus compañeros de generación? ¿Son un grupo incómodo por eso mismo?
-Los que cambiaron son los otros, los compañeros de generación, Schwenke & Nilo no. No sé si fueron todos, pero se produjo este desplazamiento, por cargos, carguitos y carguetes. Entonces, como dice la canción, "Nos fuimos quedando en silencio, nos fuimos perdiendo en el tumulto, nos fuimos acostumbrando a aceptar lo que dijeran… cambiamos monedas por la libertad y se nos fue pudriendo la conciencia".

"Aquí uniría la estética con la ética", continúa Pincheira. "Las canciones del dúo claro que son un potente llamado de atención, un remezón a la conciencia, a la realidad, que desgraciadamente desde hace treinta años sigue casi igual. Eso es lo terrible, que ese estado de cosas sigue inalterable. Por eso que al dúo no lo invitaban a las celebraciones de la Concertación, para que no les fueran a aguar la fiesta. Pero, curiosamente, algunos de ellos van a los recitales, tal vez por nostalgia o para decirse a sí mismos 'esto fui y ahora estoy aquí'. Una mirada al espejo muy potente.

-En una de las preguntas del libro tú planteas "me parece que hoy entre los cantautores jóvenes no está el canto tribal". ¿A qué te refieres y en quiénes echas de menos ese canto tribal?
-Ésa es una tesis personal. Creo que aún no tenemos al cantor de la tribu, al que nos represente a todos, como pudieron ser Víctor Jara o Violeta Parra, parafraseándola con "el canto de todos que es mi propio canto". El canto joven de la tribu tiene una necesidad muy grande de expresarse, de decir-se, pero aún en estado inmaduro. Falta rigor, calidad, espesor poético, oficio, sufrimiento, y el colectivo está un poco lejos. Es como un canto del iPod acicateado por la prensa que busca al Bob Dylan o al Tom Waits chilenos de manera desesperada, en un ejercicio muy dañino. Tal vez Manuel García pueda escaparse un poco de esto.

-¿Ésa es una diferencia con el Canto Nuevo?
-En el Canto Nuevo hubo una sintonía con el colectivo, con la tribu,  desde el reclamo altivo a la angustia existencial. "A mi ciudad", de Santiago del Nuevo Extremo, es un himno a la soledad. "El viaje" (de Schwenke & Nilo) es una mirada al país real. Y "El hombre es una flecha" (de Eduardo Peralta), un canto a la libertad. Todos anhelos y situaciones comunes.

-En el libro también haces la prueba de reducir el Canto Nuevo a esos tres nombres principales: Eduardo Peralta, Schwenke & Nilo, Santiago del Nuevo Extremo. Pero ellos no te compran y al revés mencionan a mucha más gente: Hugo Moraga, Eduardo Yáñez, Sol y Lluvia, Carlos Justiniano, Daniel Campos, Aquelarre, Abril, Juan Carlos Pérez, Cantierra. ¿Crees que es un acto de generosidad de Shwenke & Nilo, o efectivamente consideras que pocos músicos del Canto Nuevo trascendieron?
-Esta idea de la Santísima Trinidad del Canto Nuevo es sólo una síntesis, una reducción. Porque hay muchos otros que participaron de este movimiento musical. Fue un colectivo enorme donde están los nombres que mencionas y otros más. Nelson y Marcelo están muy convencidos, más allá de su generosidad, de que así fue. Pero creo que, como en todo proceso, son pocos los que trascendieron. Además de Schwenke & Nilo, Eduardo Peralta y Santiago del Nuevo Extremo, que ha tenido ahora un segundo aire de la mano de Luis Le-Bert, hemos sido muy injustos con Hugo Moraga, uno de los grandes autores, y Sol y Lluvia, que siguen cantando como en sus mejores días.
______________________________________________________________________________
(c) Ponce, David (2010) Schwenke y Nilo: Ahora son leyenda. Santiago. El Mercurio Online.
(c) SURALIDAD Antropología poética de Chile
http:suralidad.blogspot.com
suralidad@gmail.com


martes, octubre 12, 2010

Hablar de igual a igual con el otro distinto

Luis Marileo Cariqueo, comunero mapuche de Chol Chol.
Nota de Clemente Riedemann
_____________________________________________________________________________________
La revisión de los diversos parlamentos sostenidos entre los mapuches y el poder central, colonial primero y republicano después, ilustra y otorga criterios suficientes para comprender las dificultades del diálogo que se vive en nuestros días entre las mismas partes. Existe de por medio una concepción distinta de la temporalidad y de la interpretación del derecho, como contexto de estas conversaciones.
_____________________________________________________________
Para los mapuche, que poseen una visión holística de la realidad, el diálogo del presente puede interpretarse como una continuación del proceso histórico de los parlamentos iniciados en 1643 con las llamadas “paces de Quilín”, seguido por los tres parlamentos de Negrete (1726, 1771 y 1803) y el de Tapihue en 1825.
Para el Estado chileno y acaso para el conjunto de la sociedad chilena “blanca” se trata de un conflicto puntual, instalado artificialmente por los mapuche sobre una situación política, territorial y económica ya zanjada con la llamada Pacificación de la Araucanía. Ésta, según el abogado José Lincoqueo Huenumán, fue una estrategia empleada por el Estado central para institucionalizar el despojo de los territorios indígenas, a fin de instalar el sistema de la propiedad privada y la explotación sistemática de los recursos según el modo de producción capitalista.
Lo trascendente es que Lincoqueo, como abogado que es, dice lo que dice desde una nueva interpretación del derecho, apoyándose en los acuerdos del Parlamento de 1803 y refrendados ya en el periodo republicano durante el gobierno de Ramón Freire. El tratado suele ser interpretado como un reconocimiento oficial de la independencia de la nación mapuche.
Esto es correcto si se considera que se aceptaba a los indígenas una soberanía efectiva sobre su territorio. Esta soberanía no era limitada sino por acuerdos propios de una alianza convencional entre dos naciones, como asegurar el libre tránsito para ciertos dignatarios o evitar el paso franco de los enemigos del aliado.
Pero el tratado también consideraba una fórmula conceptual de cesión de independencia. De acuerdo al acta española, los loncos mapuches reconocieron al rey de España como señor y le juraron vasallaje (algo muy similar a lo que planteó José Miguel Carrera en el inicio del proceso independentista), en tanto quedase establecido que ellos eran soberanos en sus tierras. Lo cierto es que la aceptación del señorío del rey o de la autoridad republicana no ha sido tema de conflicto para los mapuche.
No se trata de una lógica que se contradice, sino de una manera pragmática de pensar la realidad. Para los winkas era y es muy importante el reconocimiento de esta lealtad en términos de su protocolo conceptual y simbólico. Para los mapuches, a quienes les interesaba entonces y ahora conservar la soberanía sobre sus territorios, se trata de una dádiva sin mayor significado práctico.
En 1999 el Relator Especial de las Naciones Unidas para tratados, Miguel Alfonso Martínez, concluyó que los acuerdos alcanzados por parlamentos generales, como el de Negrete, podían asimilarse al estatus de un tratado internacional entre la corona española y el pueblo mapuche.
El caso, visto desde esta nueva óptica de interpretación jurídica, reviste una dimensión surrealista: todo lo que el Estado y los privados han construido en los territorios indígenas se habría hecho como resultado de una apropiación ilícita. Ni siquiera tendrían validez legal los cargos del gobierno interior, ni las representaciones parlamentarias en los distritos radicados en esos territorios. (1)
Como quien dice, una carta demasiado fuerte a la hora de parlamentar, por lo que se deduce que las conversaciones actuales no podrán concluír con el término de la huelga de hambre, sino, por el contrario, recién comenzarán.
____________________________________________________________________________________________________________
(1)   “Al estar el Parlamento de Negrete incorporado en la legislación chilena, excluye toda la legislación chilena al sur del Biobío. Excluye todo el sistema de la propiedad privada, excluye la posibilidad de que haya diputados, senadores, presidentes de la república y todo el sistema institucional del Estado de Chile” (Ramos Fuentes, Daniel: Ofensiva legal mapuche. Entrevista al abogado José Lincoqueo. En Enlace mapuche internacional, http://www.mapuche-nation.org/espanol/html/articulos/art-03.htm).
(c) Clemente Riedemann 2010.
(c) SURALIDAD Antropología Poética de Chile 2010.