Entrevista de Claudia Arellano Hermosilla
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El autor de Héroes Civiles y Santos Laicos (1999), el más relevante libro de entrevistas a autores del sur, afirma hoy que el gran momento de la poesía del sur –en tanto sistema de relaciones humanas y literarias- es cosa del pasado. Según González, la masificación gigantesca del mercado de bienes simbólicos arrasó con los intentos de diversificación de la creación poética y que hoy la sobrevivencia en el sistema dice relación con la captura de una escucha global.
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Nuevas formas de dominación. Los varios procesos homogeneizadores transforman la manera, la forma de estar, de pensar todos los elementos culturales, todas las diferencias que se han ido construyendo aparte de las diferencias obvias que se mantuvieron en el mundo indígena, de manera solapada, resistente y, además, resignificadora, como proceso de acomodo desde mediados del siglo 19 y hasta los años 80. ¿Qué pasa en los años 80? El proceso se da por omisión por parte del Estado y lo que ocurre ahí es que estalla de una manera mucho más fuerte una industria cultural controlada por el mercado. El país comienza a vivir con esos bienes simbólicos impregnados a un nivel más perforador que en la vida cotidiana. Estalla de una manera gigantesca y provoca en los discursos líricos una reacción negativa porque en realidad se ve el proceso de globalización interna aliada con la dictadura, con intereses siniestros por parte de un Estado que abre esas fronteras, y que produce una enorme sospecha porque se ve esto como una extensión de un Estado que ya no se hace cargo directamente del control, sino a través de un aparato ideológico secundario de dominación;
Dictadura y mercado. Es curioso, las manifestaciones anticentralismo que abarcaban un espectro político enorme no tienen que ver con esta reacción de los discursos líricos frente a esta industria cultural masificada, a esta idea del consumo abyecto y la dictadura que estaba detrás de ello apoyando y fomentando esta apertura de espacios simbólicos, porque veía que era un dispositivo de aborregamiento de los sujetos. En la mayoría de los discursos líricos que se preocupan por estos procesos -Poemas encontrados, de Jorge Torres (1991); Libertad, de Nelson Vásquez (1984); Virgenes del Sol Inn Cabaret, de Alexis Figueroa (1986)- se observa una crítica ácida hacia esta suerte de invasión del mercado simbólico, junto con el rechazo a esta invasión de disciplinamiento ideológico y político: dictadura y mercado, la demonización de la dictadura y el mercado. En los 80´s esos síntomas en el sur se transforman en el distintivo. Es decir, una de las expresiones de la llegada del neoliberalismo es justamente la democratización del mercado simbólico. En el país, era inédita esta masificación. Lo interesante es que si hay algo distintivo, es que las respuestas a nivel de los discursos líricos más radicales se dan en el sur de Chile, específicamente entre Concepción y Chiloé;
Construcción y disolución de un canon. Entonces, ¿en qué escenario nos encontramos entre los 60 y el 2000? Nos encontramos con esa tradición, con esa carga que ahora se lee no solo en términos referenciales directos al contexto político ideológico, sino que también se empieza a construir un cánon o tradición literaria. Se empieza a leer y a complejizar con la escritura de los decires de sujetos que estuvieron antes y por lo tanto, lo que ves tú es una suerte de superposición y de complejización de esos discursos en base a obras anteriores. Y, claro, lo que pasa en los 90´s es que hay una explosión mucho más diseminada, pero que tampoco se puede entender con las primeras respuestas de los 80´s. El caso de la globalización interna, la proliferación de la industria cultural, no sólo trasnacional sino también interna. Por lo tanto, ocurre que podemos ver la producción poética de este lugar mucho más contaminada de lo que fue en los 80´s, más complejizada y más tensionada porque estos procesos se han radicalizado. Además, se han profundizado, pluralizado por estos otros discursos que estando dormidos, despiertan, se re-etnifican en el caso de los mapuches, e intentan dialogar con una historia más remota ligada con una historia mediata e inmediata. La historia inmediata por cierto está fuertemente vinculada con el diferencialismo. El sujeto que produce no solo está influenciado por su tiempo, sino que también es un sujeto que es capaz de leer perfectamente su realidad para poder instalar allí su discurso. Esta tradición de la que hablábamos en este campo cultural sureño, el campo de la literatura, también va acompañado de una inteligencia mayor sobre el propio campo, es decir, un conocimiento mayor sobre los dispositivos de instalación, los dispositivos de exclusión, de inclusión. Por lo tanto es un sujeto está mucho más preparado. Yo me atrevería a decir que un momento sí hubo un campo cultural literario en el sur, creo que eso duró hasta el año 2000. Después lo que sucedió es que el campo literario se volvió más poroso y era injustificable seguir hablando del campo literario como sureño. Pero sí se produjo aquí un circuito, una investigación general, generación de conocimiento sobre el mismo. A partir del 2000 casi no hay tesis sobre poetas o escritores del sur de Chile, casi no hay investigación sistemática sobre ellos, casi no hay recepción. La última obra que se publica en el 2000 no tiene recepción. De hecho la Antología Poetas Actuales del Sur de Chile, de O.Galindo y D. Miralles (1994) no tiene recepción fuera de nuestro propio campo en ese momento. Después hay vacío que lo va supliendo en cierta medida la recepción más global, no sólo de Chile. Cada vez los poetas tienen más vínculos con Lima o con España, que con Santiago o Concepción;
Diferencias estilísticas con el centro. Hay cuestiones contextuales como la realidad económica, la trasnacionalización de lo simbólico, la alta cultura de la literatura, etc. que explican un cambio de paradigma al escribir. El sujeto que esta acá no está pensando ahora como en los 80´s sobre los procesos históricos de mestizaje o colonización, sino que está pensando en qué está sucediendo en Afganistán, por ejemplo. Creo que después del 2000 comienza una tercera avalancha homogeneizadora, lo que la distingue de las otras es que no viene directamente de afuera sino que es articulada internamente, es decir hay una suerte de intencionamiento en relación a cómo colocar los discursos en relación a los otros y en relación a los otros no próximos, sino que en el fondo al otro lejano. Es decir que me valoren no sólo porque escribo sobre Chaulinec, que no me valoren sólo los colegas de Chiloé. Hay un proceso diferencialista instalado en una escucha global y no en la escucha local. Por lo tanto las obras están siendo escritas y trabajadas, e incluso con todo lo original o lo originario que puede tener de eso, está dirigida sin complejos a una escucha que es global, incluso trasnacional. Por lo tanto las obras que han sido autárquicas, desde el punto de vista de su referencia, de su lenguaje, incluso desde el punto de vista del argot, chilotismos, etc., están siendo pensadas ahora con el telón de fondo de lo trasnacional. En este sentido las diferencias con el centro se han minimizado;
La opción mapuche-huilliche. Hay algunos poetas huilliche, como Huirimilla, que han entrado decididamente a dialogar con bienes simbólicos que se trasnacionalizaron en las décadas del cuarenta y cincuenta, como la cultura del corrido, la cultura mexicana. Es muy curioso: ahora venimos a descubrir que eso estaba presente en los espacios locales rurales, además se traslada de los espacios urbanos populares al mundo rural. Lo que pasa es que son bienes simbólicos súper vivientes, porque mientras el mundo urbano popular tiende a decaer, el mundo rural tiende a persistir. Esto es interesante, porque no se trata de algo que viene de afuera, sino de algo que ya está instalado, en el fondo es un buceo sobre mi ombligo, es decir: -“Oye, mira el friquerío que hay aquí”, ¿no? …Esto lo voy a tomar. ¿Y por qué lo tomo? Porque ahí hay un diálogo que tiene un telón de fondo, una escucha trasnacional;
El centro lo constituyen las obras de calidad. El centro administrativo y cultural es un espacio donde se densifican los discursos. Pero ello no significa que lo que allí se escribe sea lo paradigmático. Un libro tan gravitante como La Nueva Novela, de Juan Luis Martínez, no se escribe en Santiago, sino en Valparaíso y en condiciones de aislamiento, además. En realidad una de las cuestiones por las que hay que luchar es justamente por el policentrismo. Ver no sólo la realidad poética sino la realidad política de manera policéntrica. Vamos al personaje Huidobro… ¿Qué es lo que hace Huidobro?, Huidobro dice que él es el centro de la vanguardia. Esa actitud huidobriana es sumamente interesante, tal como la que pudo tener De Rokha o el mismo Teillier. Porque puede ocurrir que existan sujetos que geográficamente están muy alejados, pero son centrales, como lo es Coloane para los franceses;
Colores y olores del sur. El sur tiene 525 líneas. Creo que son el cian, el magenta. Esta pregunta remite a un horizonte no sólo de escritura sino también del sí mismo que tiene una acentuada relación con el paisaje. La pregunta por el color también revela una manera de ver, de recortar la realidad y su correlato artístico simbólico. En realidad no tengo una relación afectiva con los colores, primero; y segundo, aunque tengo una relación afectiva con el paisaje tengo otro tipo de relaciones afectivas que no pasan por el color. Ahora claro, si me apresuras te puedo improvisar…Yo creo que es el azul…En cuanto al olor…Hay un olor que se me vino a la nariz. En Valdivia, en el año 84, yo era muy chico, no sé…Tenía como 12 años. Para mi el olor que me quedó impregnado es el de los muelles de paja…Un olor penetrante, pero un olor curiosamente atractivo también. Era muy fuerte, de pudrición del pasto. Era un olor distinto, que todavía lo siento... Y es el olor del sur. De hecho, yo tengo ahora uno en mi casa que hice yo mismo;
Ser poeta ahora es más difícil. Entre los 60 y los 80 creo que fue la época de oro de la poesía en el sur. El contexto literario, incluso humano de entonces era muy favorable no sólo para el discurso diferencial, sino para el habitual como poeta en el Estado de Chile. Era un contexto en que la cantidad de productores culturales era mucho más precario, mucho más deshabitado que el de ahora. La posibilidad que tiene ahora un poeta de Reumén, de Río Bueno, o de La Unión para escribir o publicar es mucha. Pero para colocar ese discurso en el concierto literario es muy difícil, incluso en el nivel regional. Y antes creo que no era así, un sujeto que escribía un libro medianamente bueno era un sujeto que rápidamente tenía recepción en un nivel regional y una recepción en Santiago. Ahora cualquier poeta tiene a su alrededor trescientos más haciendo lo mismo. Y todos tienen su blog, todos tienen su Facebook.
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Entrevista a Yanko González Cangas realizada por la antropóloga Claudia Arellano Hermosilla en Valdivia, el 14 de agosto de 2008;
Fragmento editado por el poeta Clemente Riedemann;
Proyecto de investigación Antropología Poética del Sur de Chile, Fondart Regional 2008;
(c) SURALIDAD EDICIONES 2008;
1 comentario:
Muy interesante constatar bajo la mirada crítica de Yanko cómo la poesía, la cultura en general, de sobrevivir será como una resistencia a los mecanismos de deshumanización y anestesiamiento de las masas, de su domesticación. Hay que inventar nuevas fórmulas si las ya canónicas sirven como lenguaje del amo y se identifican como la comunicación alienante.
La poesía ha caído en desgracia, recordaba no hace tanto Juan Carlos Mestre. Pero con poetas como Yanko, la posibilidad de una poesía de postvanguardia es una realidad latente. Otra cosa es que quieran ningunearla las fuerzas productivas de la Industria cultural y el poder hegemónico.
Un abrazote
Víktor
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