Una primera información respecto de la ocupación hispánica en la región, discrimina acerca de tres sectores de temprana exploración, con núcleos originarios –ciudades- establecidos en administraciones sucesivas. Sin embargo, este primer intento de instalación europea en los páramos de la región del centro-sur, resultó en una empresa pionera fallida, por no estar inscrito en un proyecto de ocupación sustentable, sino en la simple “toma de posesión por adelantamiento”.
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En primera instancia, tenemos el avance hacia el sur de Pedro de Valdivia, quien, en su interés por ampliar sus posesiones territoriales, funda la actual ciudad de Valdivia, en 1552, a la que llamó Santa María La Blanca de Valdivia (“Por hebrero deste presente año de 1552 fundé la ciudad de Valdivia; tienen de comer cient vecinos; no sé si coando les hubiere de dar Cédula, podrán quedar todos” ;
Una segunda instancia la constituye Osorno, fundación del gobernador García Hurtado de Mendoza (1558), con nombre original de San Mateo de Osorno. Una tercera exploración de ocupación la tenemos con la fundación de Castro (1567), por Martín Ruiz de Gamboa, instancia que marca una suerte de larga espera en la ocupación hispánica de la región de Chiloé, ya que si bien tenemos el establecimiento de puntos poblacionales menores en sus cercanías (Calbuco, Carelmapu, Chacao), sólo con la fundación de Ancud, en 1768, podemos hablar de una fundación mayor;
Las posteriores rebeliones mapuches (1598) obligarán al abandono de prácticamente todas las ciudades ubicadas al sur de la línea del río Bío-Bío. A esto se añadirá la aparición de los piratas holandeses e ingleses en las costas chilenas a partir del siglo XVII;
El esbozo anterior, puede comenzar a articularse sobre fuentes tan esenciales como las Cartas de Pedro de Valdivia a Carlos V, en la cual expone la expedición que intentó hacer al Estrecho de Magallanes, para lo cual exploró nuestra región (Carta del 26 de octubre de 1552). O bien, lo informado por García Hurtado de Mendoza respecto de su viaje al Seno de Reloncaví (1558), y de lo cual también informa Alonso de Ercilla y Zúñiga en La Araucana (III parte, cantos 35 y 36), diciendo:
“Nunca con tanto estorbo a los humanos /
quiso impedir el paso la natura, /
y que así de los cielos soberanos /
los árboles midiesen el altura; /
ni entre tanto peñascos y pantanos /
mezcló tanta maleza y espesura, /
como en este camino defendido, /
de zarzas, breñas y árboles tejidos”;
Tenemos, pues, que este primer intento de instalación europea en los páramos de la región del centro-sur, resultó en una empresa pionera de exploración fallida; por falta de apoyo material; por falta de recursos humanos; por la explicable animadversión indígena hacia los extranjeros invasores; por las características particularmente difíciles de la geografía y el clima; en suma, por no estar inscrita en una estrategia de expansión política y económica sustentable, sino en la simple “toma de posesión por adelantamiento”, lo que parece tener validez en el contexto de la época. De otro modo no se explica que sólo casi cien años después, a raíz de la excursión holandesa de Brouwer (1643) la corona española se decidiese a reforzar la plaza de Valdivia con el formidable sistema de fortificación levantado en la costa del Pacífico;
En relación con la literatura, ésta época ha sido objeto de re-interpretación en relativamente pocos autores contemporáneos del sur de Chile: Clemente Riedemann en Karra Maw’n; Nelson Torres en De Indias; Guido Eytel en Casas en el agua; y tangencialmente, Sergio Mansilla en Noche de agua.
Los autores de origen mapuche omiten, en general, la mención de esta zona de la historia en sus obras. En ellos, el empeño rememorativo surge a partir del establecimiento de la República, incluso con posterioridad al periodo de los parlamentos y al establecimiento de las reducciones como solución acordada respecto del tema de la propiedad territorial; En términos de la memoria ancestral, en la historia verbalizada por los autores mapuches, por distintas razones, la época de la conquista no está presente. Es más, la historia del heroísmo mapuche en la época colonial hispánica es una historia oficial "blanca", preconizada por los dominadores europeos a partir de La Araucana de Alonso de Ercilla y asumida por la sociedad chilena como verdadera. La versión considerada "bastarda", la de Pedro de Oña, Arauco Domado -quien curiosamente suele ser mencionado como el primer poeta chileno y que narra las andanzas bélicas de don García Hurtado de Mendoza- es descalificada en sus méritos literarios y por tratarse de una obra "por encargo", destinada a exaltar el punto de vista del conquistador.
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Riedemann Vásquez, Clemente; Torres Infante, Jorge (1999;2003) Esbozo para una historia regional del sur. En Centro de documentación del patrimonio cultural del sur de Chile. Proyecto Fondart;
(c) SURALIDAD EDICIONES, 2008.
suralidad@gmail.com
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