Artículo preparado por Clemente Riedemann.
___________________________________________ La emergencia de la poesía de origen indígena en el sistema de comunicaciones literarias, es una de las novedades de la poesía chilena verificadas en las últimas dos décadas. Al esfuerzo individualista de los precursores, se agrega ahora la dedicación colectiva de los autores más jóvenes, entre los cuales se integran por igual hombres y mujeres, arropados con una visión intercultural que abre espacio a nuevos lectores. _________________________________________ Entre las posturas e imposturas que pueden contener las expresiones poéticas centradas en el tema étnico indígena, lo peor para la poesía es la opción por tratar las circunstancia de marginalidad en la que se debaten los grupos étnicos minoritarios desde una perspectiva histórico- reivindicativa. La decisión de instrumentalizar la poesía como publicidad para llamar la atención sobre el despojo material y espiritual sufrido por el pueblo mapuche, a partir del siglo XVI, no encontrará eco en la comunidad lingüística nacional, en virtud de la ninguna presencia política indígena en las estructuras de poder de la sociedad chilena. La nostalgia por el gran discurso sociopolítico de la restauración de un orden original – imposible de reconstruir – importa elementos ideológicos y formales arcaicos, cuyo momento más relevante se encuentra quizás, en la novela indigenista de mediados del siglo 20, énfasis que no es posible replicar hoy con idéntico vigor en un contexto literario debilitado por el esnobismo y la vulgarización. Literatura y transculturalidad. La emergencia, desarrollo y vigencia del tema étnico indígena, en el actual contexto de la circulación literaria, dependerá de la capacidad de los poetas- mapuches y no mapuches- para expresar esa situación con los criterios transculturales de la modernidad. Esto significa, por una parte- y en el caso de los poetas mapuches- la necesidad de abordar la composición poética privilegiando la cosmovisión particular de la cultura indígena en la actual situación de contacto cultural con la sociedad chilena y la apertura al exterior que ésta promueve, de tal manera que queden implícitos los rasgos que asume hoy el proceso de transculturación, sin marginar los aspectos subjetivos, íntimos y anecdóticos que tal suerte de relación acarrea. Por otra parte, el poeta no mapuche puede avanzar hacia el encuentro y comprensión de la cultura indígena de una manera más independiente, esto es, asumiendo los criterios de la diversidad o interculturalidad, superando el modelo etnocentrista de la cultura oficial. Inutilidad de los formatos lingüísticos conservadores. En lo referente al problema lingüístico, resulta obvio que las formas expresivas bilingües – frontales o contextuales – servirán con mayor eficiencia a la adecuada comunicación de esta poesía, considerando que el desconocimiento del mapudungún es generalizado en la sociedad chilena. Una propuesta de escritura fonética exclusivamente mapuche condenaría a ese trabajo a la inadvertencia fuera del ámbito de las comunidades indígenas, donde tampoco la lengua ancestral se practica en forma extensiva. Apuntar hacia el exterior con las lenguas del exterior, abre opciones para que la literatura étnica encuentre lectores en el sistema global de las comunicaciones. Una forma expresiva bilingüe de carácter contextual conlleva novedad, complejidad y es, en sí misma, síntesis del proceso de transculturación, lo que constituye un aporte valioso al acervo lírico del país. La representación lingüística frontal, que implica la simple traducción, contribuye a la difusión de lo propiamente étnico de una manera limitada y traiciona el principio de que la poesía, en virtud del modo íntimo con que se relaciona con la cultura, sólo es cabalmente comprensible y valorada cuando se accede a ella a través de la lengua en que ha sido pensada y escrita. Las barreras culturales y sicológicas. La vigencia del tema étnico en la poesía chilena se encuentra vinculada al reposicionamiento del conjunto de las culturas indígenas en el sistema de comunicaciones lingüísticas del país, cuestión que sólo puede darse en un contexto de aceptación de la diversidad, esto es, superación de la discriminación y de los prejuicios históricos, lo que- en teoría- encuentra posibilidades de realización en sociedades democráticas. En Chile, hoy, valorando lo que el Estado, algunas instituciones privadas y lo que los propios poetas de origen indígena han obrado en los últimos veinte años, tal escenario se advierte aún muy lejano. Lo anterior, al menos por tres razones: primero, por la tendencia entrópica de la sicología mapuche que empieza a observarse desde el momento en que el Estado chileno les delimitó un territorio con la idea de garantizar su subsistencia, pero también como modalidad política de regulación y control del contacto interétnico; segundo, por las especiales características que reviste el actual proceso de modernización productiva en las áreas rurales del país, donde la rigidez en la aplicación de las políticas de mercado, derivan en el sacrificio de las formas tradicionales de la convivencia nacional y también en la devaluación creciente de las expresiones estéticas propias del país, incluidas las de origen étnico; y tercero, por la exagerada concentración del poder decisional en el área metropolitana, lo que genera un desequilibrio exasperante entre el centro y las regiones y, por tanto, en las oportunidades de acceso al sistema nacional de comunicaciones. Así, a la ya histórica marginalidad que se traduce en prejuicios y discriminación hacia las comunidades indígenas por parte de la sociedad chilena, las expresiones mapuches - al estar inscritas en la periferia – deberán salvar también obstáculos de carácter sicológico, lingüístico, político, territorial y de la inserción en el mercado editorial para mantenerse vigentes como tema de recurrencia en la literatura chilena contemporánea. Los límites del exotismo. Cabe, además, considerar el peligro de convertir la poesía mapuche en una moda y solamente en virtud del carácter exótico que importa su expresión lingüística, tal como ha ocurrido con los elementos de la parafernalia. Esto es, aceptar los aspectos formales más externos, pero cuidando muy bien de filtrar o neutralizar los contenidos sociopolíticos que constituyen la base de su creación. De cualquier modo, el proceso de incorporar la poesía mapuche al sistema nacional de las comunicaciones literarias será ahora - y a diferencia del pasado - responsabilidad de los propios poetas mapuches. El sector de la intelectualidad chilena que tradicionalmente asumió la tarea de promover - con óptica más o menos etnocéntrica - las expresiones de la cultura indígena, ha perdido hoy su preeminencia. La pequeña burguesía nacional está concentrada en revisar su propia participación histórica en el sistema y en asumir el discurso que exprese esta nueva circunstancia, cuando no se ha entregado ya una ilusión de modernidad, la que, por el momento, no considera significativamente la producción literaria de las regiones como parte constitutiva del modo de ser de la literatura chilena actual y de la identidad que se desea mostrar ante el mundo. Corrientes de representación del discurso poético mapuche en la actualidad. Considerando lo expuesto, distiguimos tres modos de instalación de los poetas mapuches en el sistema de comunicaciones literarias. La primera corriente inscribe su lenguaje en la representación de los valores ecológicos virginales y la oralidad (p.e. la poesía de Lorenzo Aillapán, conocido como “el hombre-pájaro”, en referencia a su habilidad para imitar el canto de las aves sureñas y su inserción onomatopéyica en los textos; Faumelisa Manquepillán, quien incorpora cánticos chamánicos tradicionales y el empleo de hierbas silvestres en sus presentaciones; y parte de la poesía de Leonel Lienlaf, aquella que desciende del legado de Pascual Coña). Una segunda corriente se mantiene apegada a la interpretación reivindicativa de carácter histórica y política, con un discurso que se centra en el tema del despojo de los territorios ancestrales por parte de la sociedad blanca y la necesidad de su recuperación por la vía de la articulación política y cultural del conjunto del pueblo mapuche (p.e. parte de la poesía del mismo Lienlaf y casi toda la César Millaueique). Una tercera corriente se expresa en la poesía de Elicura Chihuailaf, que procura registrar el proceso de transculturación que implica el cambio progresivo del habitat rural hacia los principales centros urbanos del país, abriéndose hacia el empleo de visiones de carácter intercultural y modos expresivos modernos, pero que abren también un foco de conflicto con las pociones conservadoras de la corriente anterior, de las que, por razones obvias, no puede desvincularse. Una cuarta corriente, descendiente de la anterior, a nuestro juicio la más interesante, apuesta decididamente por la interculturalidad. En ésta, se asume la condición del poeta mapuche como militante no sólo de una etnia, sino también y principalmente de la literatura, que es el espacio comunicativo donde finalmente deberá poner a prueba sus cualidades (p.e. Jaime Huenún, Bernardo Colipán, Juan Pablo Wirimilla, Victor Cifuentes, Roxana Miranda Rupailaf, entre otros, miembros de la generación más joven de los poetas mapuches actuales). Estos poetas cambian la actitud individualista que caracteriza a los anteriores y se plantean como un grupo organizado tras objetivos comunicacionales propiamente literarios. Una muestra contundente de esta nueva actitud, es la valiosa antología bilingüe Epu mari ülkantufe ta fachantü (20 poetas mapuche contemporáneos, Lom, 2003), con selección de Huenún y traducción de Cifuentes.jueves, septiembre 25, 2008
La etnicidad mapuche en la poesía chilena actual. El punto de vista de un escritor no-mapuche.
Doña Rosario Hueicha (Chiloé).
Dibujo de Danilo Sepúlveda.
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1 comentario:
Hola, les deseo lo mejor en este projecto.
si pueden aumenten el tamaño de las letras, porque se dificulta la lectura.
LITERATURA O MUERTE.
VENCEREMOS!!!!!
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