viernes, septiembre 26, 2008

Alemanes en el Sur de Chile. Necesidad de superar las restricciones del concepto indigenista.

Paseo del Club de Caza de Llanquihue. Foto de archivo. Artículo preparado por Clemente Riedemann Desde el punto de vista estético, el tema de la alemanidad del sur de Chile no suscita ningún entusiasmo a nivel de la cultura instalada como oficial. Nosotros mismos, acá, menospreciamos esta vertiente, a pesar que forma parte de nuestra identidad. Lo aceptemos o no, el espacio que hoy habitamos es el resultado de un modelo de uso del suelo, una organización productiva y un ideario de desarrollo surgido en gran medida de la imaginación aportada por los inmigrantes alemanes. Vinculados por tradición a la ideología conservadora y -a partir de la guerra europea de mediados del siglo pasado- con el nazismo, los descendientes de los grupos inmigrantes de alemanes, en el plano de su producción simbólica, resultan ser casi tan ignorados como los indígenas. De hecho, no hay una literatura que reporte esa experiencia histórica. El discutible “Recuerdos del pasado” de Vicente Pérez Rosales, continúa siendo la “biblia” de la colonización, por sobre sus imposturas e incorrecciones. Acaso ha llegado el momento de revisar esta parte de nuestra realidad, para derribar prejuicios que nos debilitan en nuestra manera de auto-reconocernos y presentarnos ante el mundo. Hasta ahora se ha considerado como propio de lo étnico las referencias a la cultura de los habitantes originales del territorio nacional, a veces, llamados grupos étnicos minoritarios: aymaras, atacameños, diaguitas, mapuches, chonos, onas, etc. Incluso, en virtud de su mayor número y focalización residencial en áreas territoriales autóctonas, el concepto suele hacer referencia en forma exclusiva al pueblo mapuche y a otros grupos territorialmente contiguos, distribuidos en un área del centro- sur del país que se extiende entre los paralelos 37° y 43°. No sólo de mapuches vive el discurso de la interculturalidad Pero esta idea de etnicidad no resulta útil para explicar el aporte realizado a la cultura nacional por otros grupos étnicos llegados a los territorios del sur con posterioridad al período colonial hispánico, especialmente los grupos de inmigrantes alemanes, colonizadores de una vasta área geográfica situada en los que hoy se conoce como Región de Los Lagos (paralelos 39° al 42°, principalmente). Al flexibilizar el concepto e incluir en él a todos los grupos no criollos, surge un modelo interpretativo de mayor complejidad cultural, riqueza temática y, también, más útil para iniciar una comprensión global de las relaciones interculturales en el sur de Chile. La perspectiva intercultural en sentido amplio Por otra parte, está claro que el concepto adscrito exclusivamente a los grupos indígenas, no les ha reportado a éstos ningún beneficio adicional: no les ha facilitado la integración, ni se conocen mejor su lengua y su cultura, excepción hecha con un número muy reducido de vocablos, elementos de la parafernalia y de los rituales, además de las consabidas alusiones a un pasado militar heroico, realizadas en discursos que incluyen tanto el relativismo moral como la caricatura retórica. En cambio, al estudiar la cultura mapuche en el contexto más amplio de las relaciones interculturales, aparece con mayor nitidez la importancia del rol histórico jugado por ella en el pasado y en la configuración del presente, lo que otorga al Sur de Chile su rasgo distinto en el ámbito de la cultura nacional. No resulta verosímil, entonces, el estudio de la realidad etnocultural en esta área, si no se considera la gravitación que los colonizadores alemanes han ejercido desde el mismo instante en que el Estado chileno los instaló en los territorios del sur, a partir de 1848. Esto resulta particularmente evidente si se observan los patrones de uso del suelo en el área periférica del gran lago Llanquihue y las características urbanas de ciudades como Valdivia, Osorno y Puerto Varas donde se conservan los rasgos de la Europa decimonónica, en comunión no siempre conflictiva con elementos arquitectónicos criollos. Los fundadores del sur moderno Esas familias de alemanes importaron conocimientos y experiencia artesanal, técnica, industrial, mercantil y bursátil en los modos de relación económica capitalista y bien puede considerárseles como los auténticos fundadores del sur moderno. En las ciudades situadas al norte de la región – Valdivia, Osorno – lograron revertir el carácter hispánico de la urbanidad e impusieron sus modelos operativos de gestión económica, social y cultural, en un sentido amplio, y sólo se constriñeron en el respeto irrestricto por las normativas jurídico – políticas instauradas por la administración del Estado chileno. Antes de concluir la tercera década desde su llegada, los alemanes habían logrado consolidar un sistema productivo agrícola autónomo, organizar la producción industrial e instaurar un sistema educativo elitista en un principio, el que fue abriéndose gradualmente a los criollos en la medida en que el cruce étnico fue posible y dio origen a vínculos institucionalizados más estables. Inmigración sin poesía Los alemanes produjeron una gran cantidad de literatura de registro con fines utilitarios en sus primeros cincuenta años de permanencia en el sur del país: reglamentos, periódicos, manuales, guías, recetarios, anuarios, diarios de vida, memorias, cartografías domésticas, etc., pero curiosamente, no dieron origen a una literatura de ficción, menos aún poesía, arte que cultivaron preferentemente en la intimidad de los núcleos familiares y que con rarísimas excepciones decidían exteriorizar más allá de ese ámbito, por lo común, empleando seudónimos o recurriendo a terceras personas a quienes narraban verbalmente las experiencias y visiones relacionadas con el proceso colonizador. El tema étnico alemán, la actividad colonizadora misma, su proceso de integración a la chilenidad, las características distintivas que han aportado al sistema de relaciones interculturales, nunca fue desarrollado en una obra sistemática y su realización es uno de los grandes desafíos para los escritores del sur en la actualidad.

1 comentario:

Antonieta Rodríguez París dijo...

Buena idea, cierto que nuestros antepasados alemanes no publicaron textos de ficción, pero sus descendientes han estado haciendo la historia,como por ejemplo "Pioneros del Llanquihue",los libros del Padre Tampe y de otros historiadores regionales y también el texto "La nueva patria", de Marta Werner, que tiene historia y leyendas, en edición bilingüe. Y los poetas Delia Dominguez,ClementeRiedemann, Marlenne Bohle, Antonieta Rodriguez Paris han poetizado las costumbres y la lengua de sus antepadasados alemanes, hay que revisar sus textos y estudiar el tema.